lunes, 12 de noviembre de 2007

Lunes

Lunes las 7,40 am amanece un día nublado y oscuro... como yo...
Debería ir ya camino del trabajo, pero, llego tarde... ultimamente siempre llego tarde.

Me meto en la ducha, no me van a renovar, así que... me tomo mi tiempo, me relajo, me miro, me observo y me dejo acariciar por mi amante fortuito... no necesito que me bese, ni que me regale ñoñas palabras, sólo que no cese esa erección a presión; me mezclo y me pierdo por el desagüe, todos mis pensamientos se derraman conmigo... qué importa llegar tarde.

En la calle la marabunta lo devora todo, se increpan e insultan sin saber que no llegaran antes... a mi en cambio, todo me da igual, camino despacio y paladeo mi impuntualidad, mientras me voy poniendo la ropa y me recojo el pelo sin mucha mañana. La gente me mira como si de un raro espécimen me tratase; me pregunto si serán las ojeras, tal vez mi aspecto desaliñado, o mis irreverentes pezones que desafían a los viandantes burlonamente... y sonrió víctima del sexo matutino viendo esos rostros tristes que no tienen tiempo ni para llegar tarde.

Salgo del vestuario, uniforme arrugado, despeinada y sonriente... es muy tarde...

No hay comentarios: