jueves, 27 de diciembre de 2007

Cuento de Navidad

Ven... tengo algo para ti. Dijo su madre en un tono mas que alentador.



Le llevo a una tétrica y mal oliente habitación... y allí le señalo una caja... Cógela, es para ti...



Era una caja pesada de cartón blanco... nerviosa, se froto las manos... que tesoro albergaría esa pesada caja, que grata sorpresa... en un instante imagino miles de posibilidades y ninguna a la vez... que sería lo que su madre le tenia preparado...



Víctima de la impaciencia arranco el celo que presidia al tesoro, y se topo con otra caja... esta de madera brillante... que seria... nerviosa la saco, y aun mas nerviosa abrió el primero de sus compartimentos... encontraría en éste joyas... quizás dinero...



Se estrelló contra un ataúd donde reposaban cien piezas de la mas refinada cubertería que cualquier hija desearía... todos en paz en su pequeño hueco...



Aquella noche... fue hasta la fría habitación, donde yacían plácidamente doce cucharas soperas de plata con ribetes de oro, acompañadas de doce puntiaguados tenedores de mesa, próximos a otros doce cuchillos... así hasta componer un armonioso conjunto...



Los cogió pensando que llevaba a cuestas su pesado ataúd...
En la calle el frió le acaricio la espalda y las doradas luces navideñas le dieron la bienvenida...
Vio una preciosa chica de cabello negro como la noche mas oscura y ojos verdes como el mas tupido bosque, aderezado con un cuerpo ideado para el pecado... La locura la agarró de la mano y la llevo hasta ella... allí estaban una frente a otra... y no pudo evitar acariciarla... tenia una piel tan suave y tierna... perdida en aquel bosque noto una calidez apaciguadora que resbalaba por su mano hasta su codo... al escuchar el golpe seco vio a esta desplomada sobre la acera con el cuello desgarrado y fue consciente de lo reconfortante que le resultaba aquella sangre que dicho sea de paso le daba un aspecto aun mas navideño a aquel cuchillo que cortaba jodidamente bien... se agacho sobre ella y vació la cuenca de sus ojos con las cucharillas de café... le saco las vísceras con los trincheros, la empaló con la pala de pesacado... y así estrenó la cubertería cubriéndola del rojo mas cálido y la carne más tierna...



Volvió a su casa arrastrando aquel ataúd donde ahora fornicaban en una orgía navideña aquéllas cien piezas. Pensando que era el mejor regalo que jamas había recibido...

viernes, 21 de diciembre de 2007

...Entre la vigilia y el sueño...

Sin conciliar el sueño no puedo evitar mirarlo, lo observo bajo una luz añil sin poder apartar la mirada... siento su respiración agitada que golpea mi alma... la calidez de su cuerpo que trato de robarle abrazándome fuerte a él... y aprovecho para furtivamente despojarle de los besos mas silenciosos que jamas atrape...
Ya no es depredador ni presa... ni profesor ni alumno... no es padre ni hijo... no es una mediaverdad ni una verdadamedias... ni cobarde ni valiente... ni el hombre ni el niño... No es nada, que para mi es todo... Despojado de todas esas pieles, que le visten a lo largo de el día, de su vida, de mi vida, de la vida... Y soy consciente de que estamos él y yo... los tres...
Viajo abrazada a él, para no volver a perdernos... viajo en bicicleta mientras reímos... y ya no se si le sueño despierta o lo hago dormida... sólo se que le robaré todos los besos mientras dure el camino...

jueves, 20 de diciembre de 2007

Cuerpos

Pasa el tiempo hipócrita, absurdo, ridículo, pendenciero... Y nos deja a la deriva entre corrientes circulares, cuerpos que vagan, que flotan, que se pierden... cuerpos que se disgregan, que se funden... cuerpos... solo cuerpos. Y entre ellos me pierdo.

Conversaciones absurdas me persiguen, rondandome la mediocridad... Me pudo el esceso y la desidia, prendida como tantas veces a una copa, tratando de ser un cuerpo vagando contra cuerpos, bajo un cielo gris... me esfuerzo por mezclarme y no sirve de nada, cae el peso de la palabra... mientras que corazón, mente y cuerpo libran una batalla para obtener el control de nada... porque nada es controlable.

lunes, 17 de diciembre de 2007

La Rosa Negra

Arranque todas las fotos que colgué día tras día... Pero no me sentí mejor, las paredes, la ropa, el olor, estaba infectado todo lo que me rodeaba; pensé en meterle fuego a la cárcel y todo lo que en ella había atrapado, quemarme en este puto infierno que tan generosamente acomodó para mi. Ahora era un lujo que no me podía permitir, paradojicamente el sentimiento de culpabilidad había nacido en mi y ya tenia seis meses... como dañar algo así...
Así que introduje mis dedos en la boca hasta que empecé a notar el sabor de la hiel que me desgarraba la garganta... le siguió la sangre... y al fin... el corazón, me quede mirándolo en el suelo, aun tenia algunos espasmos, estaba engangrenado, pútrido, de ahí manaba todo. Pero aun sentía espinas clavadas. Llevada por la locura, esta vez fue mi mano la que se adentro, conseguí dar con las heridas, trozos clavados como espinas... espinas llenas de veneno, nacidas de la rosa mas negra... la que me regalo como muestra de AMOR...
Lo triste es que no me siento mejor... y no dejo de llorar... Lo triste es que creí en esas cuatro letras... y no significan NADA.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Klaudia

La cogí con cuidado, como si fuese a resquebrajarse, la miraba ensimismada, perdida en unos grandes ojos negros que me habían atrapado, y ahora me arrastraban; Una voz me zarandeo, una voz altiva y molesta me saco del laberinto en el que había perdido la conciencia del tiempo y el espacio...
-No la toques, déjala en la cuna. Me ordenó.
Era algo inusual, a todos los recién nacidos se cambiaban y se bañaban. Al ver mi expresión, supongo que la buena mujer que se había ganado su plaza hacia años y ahora le tocaba aguantar a la jovencita de practicas con cara extrañada se vio empujada a dar una explicación...
- La madre es la negra esa de la 15p, no es de aquí... Y seguro que tiene algo... hepatitis o sida, vete a saber. Susurró, confidencialmente para que no lo escuchase la pequeña princesa que aun tenia entre mis brazos...

Ella, se llamaba Klaudia, era tan bonita como aquella muñeca que amamantaba casi sin poder moverse debido a una cesárea, debía ser de mi edad o incluso mas pequeña, estaban solas; eran dos niñas que se tenían la una a la otra.

Desprecio fue lo que sentí por aquellas mujeres que me rodeaban, arpías envidiosas que chismorreaban... No sé si era puta o no, poco me importaba... al fin y al cabo, no lo somos todas, solo cambia el pago. Unas por cariño, otras necesidad, un puesto de trabajo, una cena, una copa, placer, amor... Que importa lo que cobres, nada se da por nada.
Nadie le llevo flores, nadie la acompañaba, nadie estubo a su lado... La condena de ser diferente, la penitencia de ser una princesa de ébano, joven y hermosa, en un mundo gobernado por madrastras y príncipes azules.

Y colorincolorado... este cuento se ha acabado... o no.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Vomitando

...Arrodillada hago penitencia frente al que me dará su absolución, me confieso hasta que no queda nada que expulsar, ya mas libiana, con lágrimas en los ojos y las rodillas destrozadas...
Observo todos mis pecados esparcidos de diferentes formas y colores, un precioso colage en un fondo blanco... Las miserias que no pude tragarme; sin digerir, solo saboreadas, y que han dejado un gusto a hiel en el paladar y una nariz sangrante... No me encuentro ni mejor, ni peor, mas bien... no me encuentro...