...Arrodillada hago penitencia frente al que me dará su absolución, me confieso hasta que no queda nada que expulsar, ya mas libiana, con lágrimas en los ojos y las rodillas destrozadas...
Observo todos mis pecados esparcidos de diferentes formas y colores, un precioso colage en un fondo blanco... Las miserias que no pude tragarme; sin digerir, solo saboreadas, y que han dejado un gusto a hiel en el paladar y una nariz sangrante... No me encuentro ni mejor, ni peor, mas bien... no me encuentro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario